Estoy
inquieto. Este viernes han salido las peticiones para los nueve
presos políticos, peticiones que son una barbaridad, sobretodo
teniendo en cuenta que lo único que hicieron los presos fue poner
urnas como en todo país democrático. Pero España lleva ochenta
años sin ser un país democrático. Y lo peor es que en la meseta
todo el mundo le ríe las gracias. Y desde el Estado se sigue
adelante con un relato de violencia y odio que no tiene ninguna
relación con la realidad. Lo único que importa es vengarse, y que
continúe la sacrosanta Unidad de España que nadie sabe para qué
sirve.
PP,
PSOE, Ciudadanos, VOX, Falange, Democracia Nacional, Alianza
Nacional, Somatemps, Sociedad Civil Catalana, Dolça Cataluña, Hogar
Social ... Fascismo puro y duro. Lo están llevando todo tan al
extremo que a España, entendida como unidad territorial y
administrativa, no le queda ni un año de vida. Otra cosa es cómo
será el final, y desgraciadamente todos los partidos y entidades que
he mencionado se mueren de ganas de que el final sea una guerra de
exterminio contra los catalanes. Y yo no quiero hacerle daño a nadie
pero no me pienso quedar quieto mientras me torturan y me matan. Es
que además el recurso final, el Ejército, sigue siendo franquista
hasta la médula.
Y
mientras, la Comisión Europea mira para otro lado, con un
Jean-Claude Juncker autoritario y borracho hasta el aturdimiento.
No
pienso rendirme. Esto ya no va de si Cataluña o si España, esto va
de si democracia o si dictadura, de si defendemos los derechos
humanos más básicos o si claudicamos ante la reacción y el crimen.
Todo
lo que necesitaremos siempre es libertad. No hay otro camino.
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